Cuando se deja un comentario en un sitio web utilizando Facebook, el comentario también se puede publicar en el perfil del usuario. Es una forma de compartir contenidos y generar conversación con los amigos.
Pero los spammers no dejan pasar una y están aprovechando desde hace tiempo este sistema de comentarios para engañar a los usuarios y propagar links. Hace unos días me encontré con la siguiente publicación en un muro:
De alguna forma Mark Zuckerberg ya ha hackeado nuestras vidas al tenernos en promedio una hora o más al día mirando el Facebook. Pero a lo que me refiero con el término life hacking del título es a otra cosa.
Si buscas fotografías de Zuckerberg en internet verás que en la mayoría de ellas aparece con la misma camiseta o t-shirt de color gris. En las conferencias, entrevistas, las transmisiones en vivo que ha realizado últimamente desde las oficinas de Facebook, incluso cuando sale a correr siempre aparece con una camiseta gris.
Hace un par de años Facebook anunció que comenzaría a trabajar con algunas empresas de antivirus para ayudar a las personas a proteger sus equipos. Desde entonces se encuentra en funcionamiento un sistema que al detectar una interacción sospechosa entre el equipo y Facebook se lanza una advertencia de seguridad.
El mensaje que aparece en la página web es similar al de la siguiente imagen, se trata de un checkpoint que no permite continuar hasta que el equipo se limpia:
La noticia del botón de No me gusta de Facebook ha recorrido todos los portales, es lo que sucede cuando una red social con más de mil millones de usuarios activos hace algún cambio en algo que la caracteriza.
Los códigos QR se han vuelto muy populares hoy en día, yo tengo uno hasta en mi licencia de conducir que de hecho actualmente me lleva a una página que no está funcionando. Y de algo por el estilo se trata este artículo, aunque en lugar de una página inexistente al seguir un código QR en teoría seguro se terminaba en un sitio para adultos.
Sucedió en Alemania, un señor llamado Daniel se llevó la inesperada sorpresa luego de escanear un código QR que se encontraba en la etiqueta de una botella de ketchup. La etiqueta hacia referencia a una promoción que ya había terminado y el dominio (dirección del sitio web) enlazado desde el código había sido registrado por una empresa que se dedica al mundo del entretenimiento para adultos.
Así que, el hombre escaneó el código pensando que terminaría en la web de la promoción pero en su navegador terminó apareciendo un sitio para adultos.